sábado, 27 de noviembre de 2010

MAS SOBRE LA ADOLESCENCIA...

Ensayo sobre el texto “¿qué es la adolescencia?” Jesús Palacios, Alvaro Marchesi y César Coll en Desarrollo psicológico y educación I.

¿Qué rayos es la adolescencia?, una pregunta que como futura profesora de secundaria debo saber, si es que quiero educar a mis alumnos y una respuesta acertada sin lugar a dudas la da Jesús Palacios al decir “por adolescencia solemos entender la etapa que se extiende, grosso modo, desde los 12-13 años hasta aproximadamente el final de la segunda década de la vida. Se trata de una etapa de transición en la que a no se es niño, pero en la que aún no se tiene el estatus de adulto” con esto me queda  claro que la adolescencia es un fragmento del desarrollo del ser humano, pero, ¿qué factores, qué características, qué problemáticas, que aspectos diferencian este fragmento con los demás?, para empezar, estas preguntas no tienen una misma respuesta  en los diversos contextos y las variadas épocas de la historia, ni siquiera en los adolescentes de una misma sociedad encontraremos una perfecta igualdad, pues cada uno forma parte de un mundo distinto, no es lo mismo un adolescente en el México Prehispánico a uno en la Revolución Mexicana, tampoco es lo mismo uno de Chiapas a uno de Monterrey, incluso es fácil encontrar diferencias entre uno que pertenece al centro de Texcoco y uno de la colonia Guadalupe Amanalco que también es parte de Texcoco, pues tradiciones, estilos, reglas, creencias, ideologías que son esencia de cada época y lugar hacen que el adolescente enfrente distintas situaciones que lo hacen madurar antes o después rompiendo los patrones con los que inicie, de hecho en momentos pasados de la historia ni siquiera se hablaba de adolescencia siendo este un término joven, pues antes, los que hoy llamamos adolescentes, a muy corta edad se hacían de responsabilidades –introducción  pronta al campo laboral, separación de la cuna para formar una propia por citar algunos ejemplos – lo que les hacia madurar más pronto, esto me recuerda a las aves: cuando tienen una cría, los primeros días la cuidan y le dan de comer pero en poco tiempo –muy poco en verdad – se dan cuenta de que su cría está lista para volar y la avientan del nido, hecho que por instinto de supervivencia la lleva a aprenden a volar; algo así pasaba con el ser humano pero ahora con la prolongación de la dependencia a los padres y la educación obligatoria hasta la secundaria – en el caso de nuestro país– dicha madurez se retarda cosa que me lleva a una gran cuestión, si hubiera escuelas para los pájaros y además existieran leyes que van mas allá de la naturaleza y del instinto para regirlos, ¿abría pájaros adolescentes?... pero volviendo a la diferencias que hay entre los adolescentes, ahora tocaré un punto de cierta forma común en todos los seres humanos al pasar por la adolescencia: la pubertad, el sin número de cambios físicos que sufre el cuerpo en un rango muy relativo de 10-11 años en chavas y 16-18 en chavos, los cuales se dan por mecanismos hormonales y preparan al cuerpo para la reproducción, sin embargo aunque estos cambios se dan para todos en esta etapa, no se dan de la misma manera ni al mismo tiempo, primero porque el cuerpo de las chicas no es el mismo que el de los chicos y por lo tanto no sufren los mismos cambios, aunque a ambos les crece vello púbico en sus órganos genitales –que también crecen–, hay muchas diferencias: las  mujeres inician su ciclo menstrual, los hombres tienen sus primeras emisiones de semen inducidas como en la masturbación o espontáneas como en las famosas noches húmedas, a las chicas se les ensanchan las caderas, a los chicos la espalada, a las chicas se les agudiza la voz y a los chicos se les hace más grave, y en segunda porque a cada chica y a cada chico los cambios se presentan en distintos momentos a causa de la genética y del ambiente por ejemplo el tipo de alimentación  y tienen distintas consecuencias psicológicas: madurar biológicamente más pronto para los chavos significa ser más que sus demás pares, aumenta su autoestima y su seguridad pero lo contrario trae como consecuencia una baja autoestima y un comportamiento más infantil, por otro lado para las chavas, madurar biológicamente antes hace que llaman la atención del sexo opuesto más de lo normal y eso crea en ellas un temor y una cierta inseguridad, mientras que hacerlo después no las acompleja tanto pues es como si fuesen a la par con los hombres. Todas estas consecuencias psicológicas han llevado a muchos escritores empezando por el más destacado: Stanley Hall a escribir sobre la adolescencia como un “periodo tormentoso y dramático” pero ante esto se ha abierto una gran brecha con una postura al otro extremo dirigida por Margaret Mead que bajo investigaciones y prácticas de campo en Samoa contradice a Hall, dando origen a investigaciones antropológicas que afirman que la adolescencia es un producto cultural y que lo tormentoso o lo agradable de esta etapa depende de la sociedad y de las experiencias que esta aporta a los adolescentes, pues estos no solo enfrentan cambios físicos como de los que ya hable anteriormente si no que también se enfrenta a los cambios sociales que se dan fuera de él pero que forman parte de su ambiente y que por consecuencia le afectan –por ejemplo, los conflictos económicos, las adicciones, incluso la menopausia de sus padres –y para  Jesús Palacios esta brecha lo lleva a afirmar que “probablemente es mejor hablar de adolescentes que de adolescencia, y que cualquier fenómeno que se considere debe evaluarse en la perspectiva de la historia evolutiva del sujeto y de sus características de conjunto”, pues según él la diversidad en los adolescentes dan la razón a ambos extremos ya que hay adolescentes que viven una adolescencia normal, él la llama color de rosa y hay adolescentes que la viven con muchos conflictos, que Palacios ubica en el color negro. 
Otra gran brecha es la que tiene en un extremo a todas las teorías y escritos que apoyan el hecho de que la adolescencia está llena de discontinuidad y en el otro a todas las afirmaciones que apoyan lo contrario. En la primera nos encontramos a varias teorías que hablan de estadios de desarrollo y un ejemplo es Piaget, quien dice que en la adolescencia se da el acceso a un pensamiento formal más extenso y con un mayor dominio, lo que habla de una reestructuración que trae como consecuencia una discontinuidad; mientras que en la segunda nos encontramos a Bandura y a otros tantos que afirman que no hay una ruptura si no que los aprendizajes que se adquirieron anteriormente en la infancia, preparan al individuo para enfrentar los ajustes que tendrá en la adolescencia, ante esta discusión, nuevamente Palacios se ubica en un punto central al decir que “más que hablar de continuidad o discontinuidad en términos absolutos, se puede utilizar el término  algo más relativo de transformación para referirse a lo que ocurre en esta etapa de la vida humana. El concepto de transformación permite mantener simultáneamente la idea de una cierta estabilidad, de una cierta continuidad con el pasado, y de una cierta novedad, de un cierto cambio”, afirmación por la que en lo personal me inclino yo pues no se puede hablar de un corte total entre una etapa y otra sea cual sea pero tampoco se puede decir que en todo momento el ser humano se mantiene igual porque enfrenta situaciones que lo obligan a cambiar algunas cosas pero que aun así conserva otras más, recordemos la ley de la conservación de la materia: “la materia no se crea ni se destruye solo se TRANSFORMA”…
AYLED*

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